viernes, 28 de noviembre de 2008

Danzar es lo único que me siento capaz de hacer ahora que desconozco la salida...

Cuando se nubla la vista, hay un punto en el que la respiración se alarga de forma inconsciente y notas el aire calentándose al introducirse en tus pulmones. Un punto en el que los pies parecen flotar y el movimiento se asemeja a un vaivén ondeante y continuo, a una marea de energía que fluye transformándote en aire que danza entre las ondas que provocan las notas de la música.
Bailar es buscar el movimiento personal que provoca la música siempre dentro de la postura correcta. Escuchar la leyenda del viento y representarla en los ligeros símbolos de los dedos y en el ángulo que se genera entre la muñeca y la inclinación de la curva de la cadera. Bailar es sentir y sentirse, crear y transmitir, un nuevo ciclo de expresión y encuentro.
Me hallo en ese punto en el que la respiración se alarga de forma inconsciente y notas el aire calentándose al introducirse en tus pulmones sin oír la música y sin sentir el baile, el trance se hace ajeno a la danza y cobra poder por sí mismo cuando algo me transmite con igual intensidad a la música. Es la pulsación de la vida en mi interior, el latido rítmico de la danza cósmica de todo que se acelera en mi muñeca y en las sienes. Sin cesar en mi danza y sin pensar en nada me adentro en una de las puertas, solo he avanzado unos pasos cuando la vista regresa a mis sentidos y como en un sueño del que aun no he terminado de despertar doy la vuelta y regreso a la entrada.
Puede que me encuentre perdida en el corazón del laberinto, puede que no encuentre a salida, puede que el interior de Padmavyuha sea todo lo que me queda por ver en esta vida, pero no caeré en el error de caminar en círculos, no repetiré los caminos, no seré yo quien entre en la espiral sin salida...
Arranco entonces una de las perlas que adornan mi túnica y la dejo semioculta en uno de los huecos de la pared del inicio del pasadizo, si esta no es la puerta correcta y me devuelve al centro del laberinto, no volveré a cruzarla.
Y una vez marcado el camino elegido permito descansar a mis ojos y mi visión vuelve a nublarse y continuo bailando en dirección contraria al corazón del laberinto, al compás de los tambores, al compás del latido del universo.
Camino a lo largo de muchos metros en penumbra, tocando a veces en mi danza la fría pared de roca con las puntas de mis dedos, a veces el camino se bifurca y no soy yo quien decide el rumbo, la danza es la que marca el camino, dentro del trance es fácil intuir cual debe ser el siguiente paso, aunque la facilidad en realidad surge del estar perdida de antemano.
El tacto de una mano me intenta arrancar de mi letargo, su tacto es áspero, como si se deshiciese en partículas con el contacto, no puedo recobrar la vista, pero su insistente llamada logra que pare el baile.
_Sequirás avanzando y no encontrarás la salida, escogiste la puerta equivocada y solo encontrando el camino de regreso al corazón del laberinto tendrás una nueva oportunidad para escapar. Yo soy la tierra y estoy encargada de la custodia del noveno pétalo de Padmavyuha, la puerta que te llevará de nuevo al comienzo de todo se encuentra en entre una ilimitada extensión de tierra yerma recién arada, allí esta la taberna de los repudiados, allí van a parar todas las opciones descartadas en las encrucijadas de la vida, los personajes que allí se encuentran, rechazados y dolidos, olvidados en el paso del tiempo lloran su futuro inexistente, lo que pudo ser y les arrebataron sin opciones, en un ambiente oscurecido y bélico las siluetas se mueven lentamente por la sala, a veces se enzarzan en alguna pelea de borrachos, pero cada uno lo hace por una razón distinta, están ciegos y sordos a todo aquello que no viene de ellos mismos.
Si quieres regresar al corazón del laberinto deberás hablar con aquellos que encuentres en la taberna, discernir con los ojos de quien ha estado en el futuro cuales fueron tus errores, las elecciones desacertadas, entender como tus pasos fueron arrastrados hasta Padmavyuha, solo cuando comprendas se abrirá la puerta que te llevará de regreso al comienzo._ Me dijo una voz recia que provenía del dueño de aquella mano que me sujetaba firmemente.

_¿Has entendido?_ Me preguntó con tono malhumorado.

_Creo que si._ Le contesté.


Y en ese momento dejé de sentir su mano y volví a estar sola. Seguí mi camino y unos minutos después el pasadizo se fue abriendo conforme avanzaba por él, hasta que me encontré en un extenso y árido paisaje de tierra recién arada, tal y como me había dicho el guardián de la novena puerta. Caminé muchas horas por los terrones del suelo que se deshacían al pisarlos, estaba cansada, en algún momento la idea de dejarme morir en aquel lugar sin intentar superar la prueba se cruzó por mi mente, pero continué. Fueron muchas las veces que me fallaron las fuerzas, muchas las veces que caí. Mis piernas estaban llenas de arañazos y pequeñas heridas sangrantes, pero no me quedé inmóvil...
Adelante, siempre adelante...
A lo lejos pude intuir la silueta de una edificación, no era muy grande y según me fui acercando me pareció agradable, aunque en aquel momento creo que cualquier lugar me habría parecido acogedor, de su chimenea salía humo y según mis pasos me acercaban allí pude escuchar el murmullo de voces que salían de su interior.
Cuando por fin alcancé la entrada puse mis manos sobre el picaporte y empujé con todas las fuerzas que me quedaban...

3 comentarios:

Bam_vlc dijo...

He estado buscando información sobre Padmavyuha pero no encuentro nada. Me pierdoo ya no se si es real o ficticio.

Una pregunta? como llegaste a nuestro blog (valenciaplato)

Deshaciendo renglones dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Bam_vlc dijo...

Gracias por la información, me parece interesante voy a buscar.